27 may 2012

Sectores punteros




• El sector algodonero:

El trabajo del algodón fue el primer pilar de la Revolución Industrial. El algodón es un tejido suave y resistente de fácil lavado y que, producido en grandes cantidades, resultaba sumamente económico. La importación de tejidos de algodón de la India y otros lugares se vio favorecida por el comercio colonial, pero pronto los industriales ingleses se dieron cuenta de que el negocio consistía en convertirse en fabricantes de un producto con tanta demanda. Hacia el año 1700 consiguieron prohibir la importación de tejidos estampados y hacia 1750 impidieron importar cualquier tejido de algodón. Ahora se importaría de la India o de las plantaciones esclavistas de Estados Unidos y los industriales ingleses lo hilarían, tejerían y estamparían.
Muy pronto, la industria inglesa del algodón no sólo surtía el mercado inglés sino que exportaba buena parte de su producción.
Las máquinas de hilar y tejer hicieron nacer el sistema fabril. La primera innovación fue la lanzadera volante de Kay, permitía tejer más rápido y piezas más anchas. El resultado fue la falta de hilo y el inicio de mejoras en los métodos de hilar. La jenny de Hargreaves, con un sistema sencillo de husos múltiples, permitió hilar en gran cantidad. El telar mecánico de Cartwright volvió a equilibrar los dos procesos, pero con un brutal aumento de la producción.

• Carbón y hierro:

El segundo escalón de la industrialización en Gran Bretaña se situó en el sector del carbón y la siderurgia.
Con el carbón se alimentaban las máquinas de vapor y era igualmente necesario para la siderurgia, que se estaba desarrollando con fuerza para proporcionar hierro para las nuevas máquinas.
La sustitución del carbón vegetal por el carbón de coque, con mucho más poder calorífico, y su utilización en un alto horno, permitieron un extraordinario crecimiento del sector minero del carbón y la producción de hierro en grandes cantidades.

• Ferrocarril:

El progreso en los transportes también fue decisivo. Mejoraron los caminos, y la navegación fluvial con la construcción de canales que permitían el transporte de mercancías de manera rápida y poco costosa.
Cuando el vapor se convirtió en una energía, enseguida se quiso aprovechar para el transporte. La aplicación a los carruajes fue un fracaso y sólo se pudo construir un medio de transporte innovador al unir el tradicional
sistema de vagonetas desplazadas por raíles, utilizado en las minas, con la locomotora. Así nacía el ferrocarril, utilizado inicialmente en las minas.
Los ferrocarriles de vapor se convirtieron rápidamente en el eje vertebrador del mercado interior, ya que permitieron aumentar la rapidez y la capacidad de los transportes, sobre todo cuando se aplicó el vapor a los barcos. Los nuevos sistemas de transporte acercaron a las personas, permitieron los movimientos de población, la fluidez del correo y la de prensa y dieron lugar a la creación de un ámbito de circulación cada vez menos local y más internacional.

• El desarrollo del comercio:


El aumento de la producción agrícola e industrial exigía encontrar nuevos sistemas para la distribución de los productos. La producción en masa de bienes de consumo obligó a encontrar nuevos consumidores y mercados nuevos, tanto dentro como fuera del país.
Fue necesario ampliar los mercados locales y comarcales y consolidar un mercado mucho más amplio y homogéneo: un mercado nacional. En la ampliación del mercado interior británico intervinieron los siguientes factores:
• El crecimiento de la población, que generó más compradores.
• El aumento de la capacidad adquisitiva de los campesinos.
• Las mejoras en los sistemas de transporte.
Gran parte de la expansión comercial británica provino del mercado exterior. Los industriales y comerciantes supieron aprovechar las oportunidades que les ofrecía el mercado colonial, orientando sus producciones hacia las colonias, y dejaron de hacer de re-exportadores de productos de ultramar para pasar a vender los productos industriales propios. La demanda interior crecía mientras la exterior se multiplicaba.
Con el objetivo de ampliar mercados, los economistas e industriales ingleses propusieron la desaparición de la protección aduanera y el libre cambio comercial.
Los Estados que estaban más atrasados en el proceso industrializador se dieron cuenta de que el libre cambio beneficiaba mucho más a Gran Bretaña. Por esta razón, defendieron el proteccionismo, instaurando tarifas protectoras y controles aduaneros, como instrumento idóneo de protección de la industria nacional frente a la competencia extranjera.

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