29 may 2012

Video Final - Sintesis de la Rev. Ind.


Mapa conceptual de la Revolución Industrial


León XIII : Encíclica Rerum Novarum, 1891 (extracto):



Su Santidad León XIII.
"Una vez despertado el afán de novedades, que hace tanto tiempo agita a los pueblos, necesariamente había de suceder que el deseo de hacer cambios en el orden político se extendiese al económico, que tiene con aquel tanto parentesco. Efectivamente, los aumentos recientes de la industria y los nuevos caminos porque van las artes, al camino obrado en las relaciones mutuas de patrones y trabajadores, el haberse acumulado las riquezas en unos pocos y empobrecido la multitud, y en los obreros la más clara sensación de lo que su propio valer y poder han alcanzado, y la unión más estrecha con que unos a otros se han juntado, y , finalmente, la corrupción de las costumbres, han hecho estallar la guerra.
... Por esto, proponiéndonos como fin la defensa de la iglesia y el bien común... creemos deber escribir algo del estado y condición de los obreros...
Pero ella (la solución que demanda la verdad y la justicia) es difícil de resolver y la empresa no carece de peligro. Porque difícil es dar la medida justa de los derechos y deberes en que deben ubicarse ricos y proletarios, los que aportan el capital y los que ponen el trabajo. Y peligrosa es una contienda que por hombres turbulentos y maliciosos frecuentemente se tuerce para pervertir el juicio de la verdad y mover a sediciones la multitud. Como quiera que sea, vemos claramente, y en esto convienen todos, que es preciso dar pronto y oportuno auxilio a los hombres de las clases modestas, pues que sin merecerlo se hallan la mayor parte de ellos en una condición desgraciada y calamitosa.
Pues, destruidos en el pasado siglo los antiguos gremios de artesanos y no habiéndoseles dado en su lugar defensa alguna por haberse apartado las instituciones y leyes públicas de la Religión de nuestros padres, poco a poco los obreros se encontraron entregados, solos e indefensos por la condición de los tiempos, a la inhumanidad de sus amos y a la desenfrenada codicia de sus competidores, hizo aumentar el mal la voraz usura, la cual, aunque más de una vez condenada por sentencia de la iglesia, sigue siempre, bajo diversas formas, la misma en su ser, ejercida por hombres avaros y codiciosos. Júntase a esto que los contratos de las obras y el comercio de todas las cosas están casi todos en manos de pocos, de tal suerte que unos cuantos opulentos y riquísimos hombres han puesto sobre los hombros de la multitud innumerables de proletarios un yugo que difiere poco del de los esclavos".

Inventos de ambas Etapas


Algunos Inventos, descubrimientos e innovaciones en el siglo XVIII

1709 Cristófori (Italiano) Piano
1777 Lavoisier (Francés) Explicación Combustión
1714 Fahrenheit (Alemán) Temómetro de Mercurio
1778 Jouffroy (Francés) Bote de Vapor Experimental
1745 Von Kleist (Alemán) Botella de Leyden
1780 Franklin (EE.UU.) Lentes Bifocales
1745 Musschenbroeck (Alemán) Botella de Leyden
1783 Montgolfier (Francés) El Globo
1752 Franklin (EE.UU.) Pararrayos
1785 Cartwright (Inglés) Telar Mecánico
1761 Harrison (Inglés) Cronómetro
1785 Blanchard (Francés) Paracaídas
1769 Watt (Escocés) Máquina de Vapor
1785 Ransome (Inglés) Arado de Hierro Fundido
1770 Cugnot (Francés) Carro de Vapor
1792 Murduch (Escocés) Lámpara de Gas
1774 Priestley (Inglés) Oxígeno
1796 Senefelder (Bohemio-Alemán) Litografía
1777 Miller (Inglés) Sierra Circular
1797 Wittemor (EE.UU.) Máquina de Tarjeta

Algunos Inventos, descubrimientos e Innovaciones en el siglo XIX

1800 Volta (Italiano) Pila
1868 Gramme (Belga) Dínamo
1802 Symington (Escocés) Bote Vapor
1876 Otto (Alemán) Motor 4 ciclos
1824 Aspdin (Inglés) Cemento Portland
1876 Bell (EE.UU.) Teléfono
1828 Henrry (EE.UU.) Electromagneto
1879 Edison (EE.UU.) Lámpara Incandescente
1835 Talbot (Inglés) Fotografía
1882 Wheeler (EE.UU.) Ventilador Eléctrico
1837 Davenport (US) Motor CD
1885 Benz (Alemán) Automóvil
1837 Morse (EE.UU.) Telégrafo
1885 Daimler (Alemán) Motocicleta
1845 Hoe (EE.UU.) Rotatíva
1885 Stanley (EE.UU.) Transformador Eléctrico
1846 Howe (EE.UU.) Máquina de coser
1887 Tesla (EE.UU.) Motor de Inducción
1847 Staite (Inglés) Lámpara de Arco
1888 Eastman (EE.UU.) Cámara Kodak 
1849 Bourding (Francés) Turbina Gas
1889 Daimler (Alemán) Motor Gasolina
1849 Francis (EE.UU.) Turbina Hidráulica
1892 Tesla (EE.UU.) Motor Corriente Alterna
1858 Siemens (Alemán) Horno para acería
1892 Morrison (EE.UU.) Auto Eléctrico
1864 Marcus (EE.UU.) Automóvil Experimental
1893 Tesla (EE.UU.) Radio
1866 Nobel (Suizo) Dinamita
1895 Diesel (Alemán) Motor Diesel

Fotos

Fabrica Krupp



















Cadena Montaje Ford


















Pintura de la época






















Taylorismo



















Karl Marx. La Iglesia.


La ideología marxista

En cambio, el socialismo "científico", como lo denominó Karl Marx (1818-1883), se decidió abiertamente por la acción política. En 1848, este ideólogo alemán de origen israelita publicó, con la colaboración de Federico Engels, el Manifiesto del Partido Comunista. En él aparecen los principios de la ideología marxista y los fundamentos de su acción: materialismo histórico, lucha de clases, organización internacional de los obreros y opción deliberada por la revolución como instrumento para conquistar el poder e implantar el régimen comunista. En obras posteriores, Marx completó la exposición de su programa socio-político, pero el"Manifiesto", por su estilo apasionado y su vibrante espíritu revolucionario, es el escrito que mayor repercusión ha tenido entre los sectores obreros de la época.
En 1864, se organizó la "Primera Internacional Obrera" para impulsar la lucha revolucionaria en todos los países. Esta asociación no pudo mantener su unidad por la escisión que se produjo en 1872 debido a la corriente anarquista que dirigía el ruso Bakunin. Elanarquismo deseaba suprimir el estado burgués liberal y capitalista; pero se oponía también a la instalación de un estado socialista. Propiciaba la máxima libertad de acción, por lo cual propugnaba la abstención política y la huelga para combatir al capitalismo. La Segunda Internacional, creada en 1889, no pudo superar el nacionalismo de los partidos socialistas que la integraban e hizo crisis al estallar la guerra de 1914.

La respuesta de la Iglesia

La Iglesia, conforme al mandato de Cristo, siempre ha mantenido obras asistenciales para ayudar a los pobres y menesterosos. Desde su fundación ha contado con numerosas congregaciones destinadas a la ayuda caritativa del prójimo más necesitado. Por esta tendencia tradicional, en el seno del cristianismo, no faltaron desde comienzos del s. XIX las denuncias de algunos católicos contra las injusticias del sistema capitalista y la condena al escándalo de los salarios ínfimos y a la duración excesiva de las jornadas de trabajo. Entre 1835 y 1848  varios obispos franceses e italianos invocaron la intervención legislativa en defensa del bien común y en favor de los más débiles. Incluso en 1831, y posteriormente en 1848, algunos pensadores como Lacordaire y Ozanamtrazaron un programa de legislación en defensa de los niños, de los enfermos y de los ancianos, propusieron la formación de comités mixtos para dirimir los pleitos entre el capital y el trabajo y, finalmente, exigieron el reconocimiento del derecho al trabajo.
En el plano práctico, el mismo Federico Ozanam organizó en 1833 "Las Conferencias de San Vicente de Paul" para socorrer a los pobres y a los enfermos. En 1840 surgió la "Sociedad de San Francisco Javier" que creó escuelas para los obreros y una oficina de colocación para los cesantes. Don Bosco, entre 1841 y 1854, echó las bases de los oratorios y de las escuelas profesionales y, pocos años más tarde, el beato Luis Orione creó la heroica fundación de Cottolengo.
Monseñor Emmanuel von Ketteler, obispo de Maguncia, dio un paso adelante con sus sermones en la catedral durante el año 1848, y con la publicación en 1864 sobre "La cuestión social y el cristianismo". En ambas ocasiones planteó la acción social como una exigencia de justicia y no solamente como caridad asistencial.
No todos los sectores católicos coincidieron con estos planteamientos, se realizaron numerosos estudios sobre el tema y se suscitaron acaloradas polémicas. Sin embargo, unos 40 años después, las corrientes del catolicismo social representadas por Ketteler fueron confirmadas oficialmente en 1891 por el Papa León XIII en su encíclica Rerum Novarum. Este documento pontificio ratificó: el derecho a la propiedad privada y la función social de ella, la obligación aunque limitada que le incumbe al Estado de promover la prosperidad pública y privada, los deberes de los obreros para con sus patrones y sus derechos a un salario suficiente para vivir con dignidad. Consagró así el aspecto humano y personalista del trabajo y la condenación de la lucha de clases, aunque invitó a los obreros a organizarse en asociaciones para defender sus derechos e intereses.

Cambios en la organización del trabajo



La complejidad de las nuevas empresas y de los procesos de producción impusieron en esta segunda fase de la Revolución Industrial nuevos sistemas de organización del trabajo, destacando:


a) Taylorismo





Busca la organización científica del proceso productivo de la empresa mediante la especialización, la estandarización, a fin de reducir costes de producción.
Este sistema divide las distintas tareas del proceso de producción y que trae consigo el aislamiento del trabajador y la imposición de un salario proporcional al valor que añaden al proceso productivo. Fue un método iniciado por Frederick Taylor cuyo fin era aumentar la productividad y evitar el control del obrero en los tiempos de producción con el deseo de aprovechar al máximo el potencial productivo de la industria.
Taylor hizo un estudio con la el objetivo de eliminar los movimientos inútiles y establecer por medio de cronómetros el tiempo necesario para realizar cada tarea específica. A este método se lo llamó organización científica del trabajo. El sistema de Taylor bajó los costos de producción porque se tenían que pagar menos salarios, las empresas incluso llegaron a pagar menos dinero por cada pieza para que los obreros se diesen más prisa. Para funcionase correctamente era imprescindible que los trabajadores estuvieran supervisados y así surgió un grupo especial de empleados, que se encargaba de la supervisión, organización y dirección del trabajo. Su obsesión por el tiempo productivo lo llevó a trabajar el concepto de cronómetro en el proceso productivo, idea que superaría a la de taller, propia de la primera fase de la revolución industrial Esta organización del trabajo transformó a la industria en los siguientes sentidos:
· Aumento de la destreza del obrero a través de la especialización y el conocimiento técnico.
· Mayor control de tiempo en la planta, lo que significaba mayor acumulación de capital.
· Idea inicial del individualismo técnico y la mecanización del rol.
· Estudio científico de movimientos y tiempo productivo.




b) El trabajo en Cadena ("Fordismo")


Aplicado con éxito en las fábricas de automóviles de Henry Ford significa la máxima especialización, la optimización del trabajo y los rendimientos, abaratando mercancías y acercándolas a los consumidores.
Se refiere al modo de producción en cadena que llevó a la práctica Henry Ford; fabricante de coches de Estados Unidos. Este sistema que se desarrolló entre fines de la década del 30 y principios de los 70, supone una combinación de cadenas de montaje, maquinaria especializada, altos salarios y un número elevado de trabajadores en plantilla. Este modo de producción resulta rentable siempre que el producto pueda venderse a un precio bajo en una economía desarrollada. Sus características eran las siguientes:
· Organización del trabajo diferenciada (aumento de la división del trabajo)
· Profundización del control de los tiempos productivos del obrero (vinculación tiempo/ejecución)
· Reducción de costos y aumento de la circulación de la mercancía (expansión interclasista de mercado) e interés en el aumento del poder adquisitivo de los asalariados (clases subalternas a la élite)
· Políticas de acuerdo entre obreros organizados (sindicato) y el capitalista.

El proletariado


Las condiciones de trabajo:

Las condiciones de trabajo eran realmente penosas; Hombres, mujeres y niños eran sometidos a largas y duras jornadas de trabajo (hasta de 16 horas) con apenas dos descansos para luego cobrar unos sueldos miserables.
Cuando los dueños de las fábricas decidían aumentar la producción, contrataban a trabajadores temporales para aumentarla con el menor número de costes posibles. Sin embargo en las épocas de crisis, tenían como consecuencia una serie de despidos colectivos.
La industrialización y el uso de determinadas maquinas hacían que la productividad de la fabrica aumentase por lo que se despedía a un gran numero de trabajadores (debido a que 30 hombres hacían el mismo trabajo que seis niños un hombre y una maquina) lo que desembocaba en un alto porcentaje de población desempleada. Los dueños de las fábricas, que eran losburgueses, pasaban a poseer todo el capital.
Había una gran diferencia entre los distintos tipos de trabajo. Las personas que trabajaban en las fábricas su desgaste físico era enorme y sufrían una gran presión por parte de sus superiores, y por otro lado las personas que no trabajaban en las grandes fabricas (artesanos, comerciantes...) no estaban sometidos a tanta presion en su entorno de trabajo y la relacion entre el trabajador y su maestro es mas cordial.

Salud del proletariado:


Los hombres y mujeres que trabajaban en las fabricas tenían un aspecto enfermizo (los hombres mas que las mujeres) eran pálidos y escuálidos y tenían una gran facilidad para contraer enfermedades por lo que muchos de ellos no lograrían llegar a una edad anciana.

Con respecto a los niños trabajaban en pequeñas habitaciones con apenas luz al lado de las maquinas y con un aire sucio en el ambiente. Realizaban duras jornadas de trabajo y al entrar y salir de la fábrica experimentaban duros cambios de temperatura lo que leshacia propensos a contraer enfermedades. Las niñas nunca llegarían a ser buenas amas de casa y los niños nunca llegarían a ser eficientes en la edad adulta por lo que no conseguirían trabajo.

Un claro ejemplo de trabajo infantil lo podemos encontrar en Sara Gonder (1842), una niña de ocho años de edad que trabajaba en una mina totalmente oscura sin apenas luz durante el día. Trabajaba casi todo el dia por lo que apenas duerme. Su única oportunidad de recibir una educación es asistir los domingos a la escuela donde la enseñan a leer y a rezar.

El apogeo del capitalismo



En un reciente artículo, el sociólogo norteamericano James Petras criticaba duramente a los izquierdistas norteamericanos empecinados desde hace décadas en la proximidad de una hecatombe del capitalismo. Los argumentos empleados por estos profesores universitarios para tan fantástica predicción se basaban en el enorme déficit del principal Estado capitalista del mundo, en la inminente crisis energética y en la deriva general hacia la economía especulativa.
Desde que Marx y Engels anunciaron que el capitalismo sería sustituido por el modo de producción socialista, muchas han sido las crisis por que ha atravesado aquel sistema, muchos los intentos –todos fracasados- encaminados a construir un sistema alternativo: De todas y de todos, el capitalismo ha salido fortalecido. Sólo el modelo socialdemócrata que se instaló en Europa entre 1945 y 1979 –y que hoy ha sido destruido o lo está siendo en muchos países desarrollados en aras de la maximización del beneficio: las personas no importan, mucho menos su calidad de vida- creó un modelo mixto que con el tiempo podría haber significado un paso adelante en el progreso de la humanidad.
En 1973, los Estados europeos occidentales habían alcanzado un grado de desarrollo económico, social y educativo que hacia pensar en la posibilidad de un capitalismo con rostro humano, es decir que la acción del Estado presionado por ciudadanos conscientes y organizados fuese capaz de corregir los abusos y desigualdades provocados por quienes buscaban desaforadamente su beneficio particular. La crisis del petróleo de ese mismo año supuso un serio aviso a las economías occidentales: el sistema no era tan perfecto como se creía y su fragilidad bastante evidente, pero no sólo por la subida de los carburantes sino porque desde entonces los dueños de dinero se dieron cuenta de que no tenían a nadie enfrente, que todas las “graciosas” concesiones que durante el siglo XX habían venido haciendo por la fuerza al Estado y a los trabajadores carecían de sentido al haber desaparecido la movilización social. Ese fue el gran hallazgo que permitiría al capitalismo dar sucesivas vueltas de tuerca con el fin de volver a periodos anteriores al Estado socialdemócrata. El derrumbe del capitalismo de Estado soviético, la entrada en crisis de la segunda potencia mundial y el aburguesamiento de los ciudadanos de los países más avanzados dejarían el campo libre a quienes nunca gustó que nadie regulara las condiciones de trabajo o limitara su insaciable voracidad acaparadora.

Hoy, cuando los intelectuales izquierdistas norteamericanos, desde su atalaya incontaminada, siguen hablando del fin del capitalismo, éste goza de más salud que nunca, pues desde 1973 las sucesivas crisis económicas han sido tratadas con una fórmula magistral cada vez más agresiva que tiene como ingredientes la desregularización del mercado laboral, la libertad de movimiento de capitales –esa es la verdadera globalización-, el desmantelamiento de los sistemas de protección social, el empleo precario, el alargamiento de la jornada de trabajo, la disminución del tiempo de vacaciones, los impuestos indirectos o la deslocalización, llegando en este último punto al descaro de trasladar a otros países donde los costes son menores empresas que han tenido magníficos beneficios, es el caso de la empresa Braum en Barcelona.

La apuesta de los teóricos y prácticos del capitalismo salvaje es clara y decidida, incluyendo, como hemos visto y vemos en la ruta del petróleo, la guerra y las matanzas indiscriminadas de personas, la subversión del derecho internacional y de los preceptos democráticos más sagrados. Se trata de que ninguna ley impida a quienes ya lo tienen todo tener más aún; se trata de que las grandes corporaciones se fusionen hasta llegar a un extremo en que un sólo operador energético o telefónico, son ejemplos, suministren a toda la humanidad y dicten los precios a golpe de cañón. No, amigos americanos, el capitalismo no está de capa caída, está en su momento cumbre, no hay nadie enfrente ni se divisa esa posibilidad en el horizonte.

El progreso científico y la aplicación tecnológica


Las industrias textiles y siderúrgicas fueron las primeras en desarrollarse. Los ingleses contaban con abundante algodón proveniente de la Indiaa bajo precio, por lo que crearon grandes manufacturas textiles que terminaron por desplazar al lino y a la lana en la confección del atuendo entre los europeos. Para ello, desde mediados del s. XVIII, contaron con la progresiva aparición de nuevos inventos que facilitaron una rápida y abundante producción.
Se comenzó con el descubrimiento de la lanzadera volante, siguieron los diversos tornos de hilar que permitieron a un obrero trabajar varios husos a la vez, continuaron con el telar mecánico y se combinaron de tal forma estos diversos inventos que la cantidad de productos fabricados superó ampliamente la demanda tradicional. Esta situación convirtió a Inglaterra en un país exportador y en el verdadero taller del mundo en la primera mitad del s. XIX.
El invento y la aplicación de la máquina a vapor abrió enormes posibilidades al desarrollo tecnológico que no dejó de progresar durante todo el s. XIX.. A fines del siglo, el alemán Daimler inventó el motor de combustión interna; entre 1900 y 1914, el automóvil y el avión se perfeccionaron gracias al motor Diesel. Al mismo tiempo, la electricidad empezó a utilizarse con fines industriales. Los estudios científicos, estimulados por los gobiernos en las universidades y financiados por las empresas, lograron obtener algunas materias con procedimientos químicos realizados en los laboratorios. Estos nuevos productos, como el caucho y el salitre sintético, abrieron un campo ilimitado al desarrollo científico y tecnológico.

Medios de comunicación y transporte


En el ámbito de las comunicaciones, se dieron profundos cambios. George Stephenson inventó la locomotora en 1814 y, luego de años de pruebas, se realizó en 1825 el primer viaje en un tren de pasajeros entre las ciudades inglesas de Stockton y Darlington. A partir de entonces, el parlamento inglés comenzó a aprobar la instalación de miles de kilómetros de vías férreas. La más importante fue la que unió los centros industriales de Liverpool y Manchester.
El tren revolucionó la circulación de mercaderías. Mientras que un carro tirado por caballos o mulas podía llevar hasta una tonelada de mercadería, los trenes podían trasladar más de mil. Esto abarató los costos y amplió los mercados.

También, por esta época se duplicó la capacidad de los barcos para transportar cargas y se redujo notablemente el tiempo necesario para cruzar el Atlántico. En 1838, el “Sirius” y el “Great Western” fueron los primeros barcos de vapor en cruzar el océano. La misma travesía que en 1820 llevaba unas ocho semanas, a fin de siglo solo demandaba una.
Otro adelanto de gran importancia fue el telégrafo. Hacia fines del siglo XVIII se implementó un telégrafo visual a partir del uso de distintos colores. Este invento tenía grandes limitaciones de alcance y visibilidad. Los problemas fueron superados en 1837, cuando Samuel Morse ideó un código —que lleva su nombre—, y que permitiría, en muy poco tiempo, transmitir textos completos a través de un sistema de cables eléctricos. En 1866, se tendió un cable telegráfico interoceánico entre Inglaterra y los Estados Unidos. Años más tarde, el italiano Guglielmo Marconi completó las investigaciones de Heinrich Hertz sobre la transmisión telegráfica, a través de las ondas eléctricas de la atmósfera, y concretó la invención del telégrafo inalámbrico.
En 1876, Alexander Graham Bell inventó el teléfono, revolucionando el mundo de las comunicaciones. Aunque su difusión fue muy lenta y limitada, en un principio, a las ciudades más importantes de los países centrales.
En 1895, dos hermanos franceses, los Lumiére, descubrieron que tomando varias fotos sucesivas y proyectándolas a una cierta velocidad, se producía la imagen del movimiento en el espectador. Inventaron una cámara especial que registraba estas imágenes y que, a la vez, servía como proyector. Habían inventado el cine. Las primeras películas de los Lumíére reflejan escenas de su familia, la salida de obreras de una fábrica, la llegregado. Casi todas duraban menos de un minuto.

Resumen de la Segunda Etapa


Comenzó en 1870 aproximadamente. Y quizás fuera el invento de la dinamo la que diera un nuevo empujón a la carrera por la modernización tecnológica.  La obtención de fuerza hidroeléctrica gracias a estas dinamos permitieron transformarla en luz, y por ende, en energía para los nuevos transportes que iban surgiendo. La era de los transportes daba un nuevo salto adelante, y por otro lado, la sociedad se veía recompensada con un nuevo elemento desconocido hasta entonces: el alumbrado. Las horas de oscuridad, de candiles y cera, quedaban atrás. Cuando en 1879, Thomas Edison presentó la lámpara incandescente la sociedad ya se había preparado para los grandes avances que, uno tras otro, iban a llegar en aquellos años de finales del XIX y principios del siglo XX.
Aquel desarrollo industrial se centró en Europa, donde el Reino Unido era el gran dominante; la potencia mundial cuyos tentáculos se adentraban en todos los continentes. Ellos fueron el perfecto ejemplo del significado de la Revolución Industrial. En primer lugar porque crearon una industria textil con la que acumularon capital suficiente como para continuar con los estudios e innovaciones tecnológicas, y en segundo lugar, porque su vasto imperio colonial otorgaba el material económico y en materias primas como para afrontar con garantías la llegada de esta segunda fase en la que la siderurgia y el ferrocarril serían los elementos principales.
Sin embargo, aquella Revolución Industrial también tuvo sus puntos negros, que en este caso se reflejaban en la cada vez mayor explotación laboral. Jornadas de quince horas y el nacimiento de lo que Karl Marx definió como alienamiento de los trabajadores.
El éxito de la Revolución Industrial estuvo sustentado desde muchos puntos de la economía y la cultura, pues si la sociedad supo acoplarse y recibir con expectación todos aquellos avances y desde el punto de vista económico se estaba en una época de bonanza, también la apertura de nuevas rutas comerciales favoreció el engrandecimiento de todas aquellas naciones que se alineaban a ese nuevo progreso. En ello fue importantísimo también la apertura del Canal de Suez, en Egipto, en 1869, que permitió un comercio más fluido entre Europa y Asia.
Además las redes ferroviarias iban en aumento, y se comenzó una carrera loca por conseguir conectar, por un lado, las dos costas de Estados Unidos, y por el otro lado, los principales puntos comerciales de Europa. Por último, la presentación en sociedad de las primera líneas telefónicas de larga distancia permitió conectar en el instante a distintos puntos del mundo agilizando de este modo el comercio.
El ritmo de aquellos años parecía por momentos frenético. Era una carrera contrarreloj por ser los primeros en la que Inglaterra, Estados Unidos Franciahabían adquirido ventaja. Pero aquel imperialismo; aquella supremacía, no hizo sino crear más tensiones entre determinados países. Alemania e Italia se veían relegados y pronto surgieron los conflictos políticos… estábamos ante las puertas de la Primera Guerra Mundial.

Resumen de la Primer Etapa



La primera gran etapa de la Revolución Industrial fue la que se desarrolló entre los años 1760 y 1870. Fue un periodo marcado por los continuos inventos. En el año 1800 Volta inventaría la pila eléctrica. Stephenson inventó la primera locomotora de vapor en el año 1814. En 1825 se inauguró la primera línea de pasajeros. En 1834 fue Richard Roberts el que ideó el telar y la máquina de hilar. En 1837, Morse inventa el telégrafo y se da el primer gran impulso a las comunicaciones. En 1863 se inaugura el primer sistema de metro del mundo en Londres. En 1868 se lanza el primer ferrocarril transcontinental…

Pero al mismo tiempo, la sociedad comienza a sufrir prifundas transformaciones marcadas por hechos que conducían a la implantación de unas ideas mucho más modernas y liberales. La Revolución Francesa fue fundamental para que esas ideas se propagaran por Europa.
Pero también la victoria de los ingleses en la Batalla de Trafalgar sirvió en cierto modo para fomentar el auge de la Revolución Industrial. Lo que a simple vista parecería una catástrofe para franceses y españoles, hizo que Gran Bretaña, la gran propulsora de la Revolución, se hiciera con el dominio del mar en el Mediterráneo. Se abrieron así las vías para un comercio global y al mismo tiempo los canales necesarios como para que las ideas librecambistas que tanto se defendían en Inglaterra llegaran aún más lejos.
Poco a poco, la semilla de una sociedad más avanzada basada en la tecnología iba floreciendo. En aquella primera etapa de la Revolución Industrial, la luz eléctrica, el gas y el transporte público (tres elementos básicos de cualquier sociedad hoy en día) habían venido al mundo. Se había pasado de ciudades alumbradas por petróleo y donde el único medio de transporte eran los carros de caballos, a viajar en máquinas de vapor y a tener alumbrado eléctrico.
Nos acercábamos al siglo XX con la ilusión de nuevos descubrimientos; con una febril actividad industrial y con una sociedad que se estaba acomodando a las ventajas que suponía gozar de unos avances tecnológicos que laboral y socialmente ofrecían una mayor libertad, confort y ocio. El optimismo creciente retroalimentaba la maquinaria de la Revolución Industrial.
avance del ferrocarril

27 may 2012

Orígenes de la Revolución-Video



El capitalismo liberal


• Liberalismo económico:

Desde sus orígenes, el nuevo sistema económico y la burguesía, necesitaron un cuerpo ideológico coherente que expresase sus opiniones y que defendiese sus intereses. El representante más destacado fue Adam Smith y
expresa los siguientes principios básicos:
La sociedad está compuesta por individuos y no por estamentos ni por clases.
Los diversos intereses individuales se equilibran en el mercado gracias al mecanismo de los precios, que adapta automáticamente la oferta a la demanda. La producción excesiva hace bajar los precios y también los beneficios, y los empresarios reducen la producción para establecer de esta manera el equilibrio. Una producción insuficiente hace aumentar los precios e incita a los empresarios a producir más.
Nada debe estorbar el libre juego de las actividades individuales y de los mecanismos naturales de la economía. El Estado debe abstenerse de cualquier intervención y debe suprimir o retirar las barreras proteccionistas y los monopolios que frenan el desarrollo del libre comercio.

• Rasgos básicos del sistema capitalista:

El capitalismo es un sistema en el que los instrumentos de producción, las fábricas y los stocks de bienes son de propiedad privada. Esta propiedad se concentra en muy pocas manos, en la burguesía, lo que hace que una parte muy grande de la población, el proletariado, no tenga ninguna propiedad, sólo la fuerza de su trabajo, que tiene que vender a cambio de un salario. Para que los capitalistas vivan de su propiedad, es necesario que
los trabajadores produzcan es el elemento esencial del beneficio capitalista.
El capitalismo es un sistema de iniciativa libre, que tiene como objetivo la obtención del máximo beneficio.
Es un sistema de competencia libre entre particulares en el que el mercado sólo se regula mediante la ley de la oferta y la demanda. La competencia entre los empresarios para conquistar mercados provoca una carrera para
reducir costes y precios, lo que se convierte en un incentivo para la constante renovación tecnológica.
La falta de planificación y el aumento progresivo de la producción provocan crisis que se repiten cíclicamente. Las crisis son una forma de recuperar el equilibrio entre oferta y demanda cuando éste se pierde por exceso o defecto de una u otra.

• El ludismo:

Su acción se dirigía con frecuencia contra los instrumentos de producción, a los que consideraban responsables del paro y de los bajos salarios, o por el contrario los empresarios y el Estado que los protegía.
Su principal manifestación consistió en la destrucción o incendio de máquinas y establecimientos fabriles.

• Sindicato:

El 1º tipo de organización obrera fue la asociación o Sociedad de Socorros Mutuos. Actuaban como sociedades de resistencia y provenían de antiguas formas de protección de los artesanos por oficios. Ayudaban al trabajador en caso de enfermedad o de para y organizaron las 1ª huelgas gracias al cobro de cuotas, que permitían crear cajas de resistencia (fondos empleados para la ayuda en caso de huelgas, enfermedad...)

• El Cartismo:

Movimiento obrero que tomó la iniciativa de organizarse alrededor de un proyecto político.
En su configuración tuvo un papel importante de experiencia de los obreros de la Great Trade Union. La patronal británica despedía y perseguía a sus dirigentes y el sindicato tuvo que pasar a ser casi clandestino. En pocos meses la Great Trade Union se hundió y sólo los obreros cualificados, sin tener problemas para encontrar trabajo, se mantuvieron en torno al sindicato. Los obreros llegaron a la conclusión de que era
preciso cambiar las leyes para poder cambiar las relaciones laborales.
Los obreros fundaron en 1836 la Working Men's Association, que publicó en 1838 la Carta del Pueblo. Los cartistas reclamaban:
Sufragio universal secreto e idéntico para todos los hombres.
Idéntica división de los distintos electorales.
Sueldo para los diputados.
Inmunidad parlamentaria.
Estas peticiones fueron acompañados por huelgas y manifestaciones.

Sectores punteros




• El sector algodonero:

El trabajo del algodón fue el primer pilar de la Revolución Industrial. El algodón es un tejido suave y resistente de fácil lavado y que, producido en grandes cantidades, resultaba sumamente económico. La importación de tejidos de algodón de la India y otros lugares se vio favorecida por el comercio colonial, pero pronto los industriales ingleses se dieron cuenta de que el negocio consistía en convertirse en fabricantes de un producto con tanta demanda. Hacia el año 1700 consiguieron prohibir la importación de tejidos estampados y hacia 1750 impidieron importar cualquier tejido de algodón. Ahora se importaría de la India o de las plantaciones esclavistas de Estados Unidos y los industriales ingleses lo hilarían, tejerían y estamparían.
Muy pronto, la industria inglesa del algodón no sólo surtía el mercado inglés sino que exportaba buena parte de su producción.
Las máquinas de hilar y tejer hicieron nacer el sistema fabril. La primera innovación fue la lanzadera volante de Kay, permitía tejer más rápido y piezas más anchas. El resultado fue la falta de hilo y el inicio de mejoras en los métodos de hilar. La jenny de Hargreaves, con un sistema sencillo de husos múltiples, permitió hilar en gran cantidad. El telar mecánico de Cartwright volvió a equilibrar los dos procesos, pero con un brutal aumento de la producción.

• Carbón y hierro:

El segundo escalón de la industrialización en Gran Bretaña se situó en el sector del carbón y la siderurgia.
Con el carbón se alimentaban las máquinas de vapor y era igualmente necesario para la siderurgia, que se estaba desarrollando con fuerza para proporcionar hierro para las nuevas máquinas.
La sustitución del carbón vegetal por el carbón de coque, con mucho más poder calorífico, y su utilización en un alto horno, permitieron un extraordinario crecimiento del sector minero del carbón y la producción de hierro en grandes cantidades.

• Ferrocarril:

El progreso en los transportes también fue decisivo. Mejoraron los caminos, y la navegación fluvial con la construcción de canales que permitían el transporte de mercancías de manera rápida y poco costosa.
Cuando el vapor se convirtió en una energía, enseguida se quiso aprovechar para el transporte. La aplicación a los carruajes fue un fracaso y sólo se pudo construir un medio de transporte innovador al unir el tradicional
sistema de vagonetas desplazadas por raíles, utilizado en las minas, con la locomotora. Así nacía el ferrocarril, utilizado inicialmente en las minas.
Los ferrocarriles de vapor se convirtieron rápidamente en el eje vertebrador del mercado interior, ya que permitieron aumentar la rapidez y la capacidad de los transportes, sobre todo cuando se aplicó el vapor a los barcos. Los nuevos sistemas de transporte acercaron a las personas, permitieron los movimientos de población, la fluidez del correo y la de prensa y dieron lugar a la creación de un ámbito de circulación cada vez menos local y más internacional.

• El desarrollo del comercio:


El aumento de la producción agrícola e industrial exigía encontrar nuevos sistemas para la distribución de los productos. La producción en masa de bienes de consumo obligó a encontrar nuevos consumidores y mercados nuevos, tanto dentro como fuera del país.
Fue necesario ampliar los mercados locales y comarcales y consolidar un mercado mucho más amplio y homogéneo: un mercado nacional. En la ampliación del mercado interior británico intervinieron los siguientes factores:
• El crecimiento de la población, que generó más compradores.
• El aumento de la capacidad adquisitiva de los campesinos.
• Las mejoras en los sistemas de transporte.
Gran parte de la expansión comercial británica provino del mercado exterior. Los industriales y comerciantes supieron aprovechar las oportunidades que les ofrecía el mercado colonial, orientando sus producciones hacia las colonias, y dejaron de hacer de re-exportadores de productos de ultramar para pasar a vender los productos industriales propios. La demanda interior crecía mientras la exterior se multiplicaba.
Con el objetivo de ampliar mercados, los economistas e industriales ingleses propusieron la desaparición de la protección aduanera y el libre cambio comercial.
Los Estados que estaban más atrasados en el proceso industrializador se dieron cuenta de que el libre cambio beneficiaba mucho más a Gran Bretaña. Por esta razón, defendieron el proteccionismo, instaurando tarifas protectoras y controles aduaneros, como instrumento idóneo de protección de la industria nacional frente a la competencia extranjera.

El crecimiento demográfico y su interrelación con el desarrollo urbano


Por primera vez la población salió del estancamiento demográfico, típico del Antiguo Régimen, e inició un
proceso de crecimiento ininterrumpido. Es lo que conocemos por revolución demográfica. El aumento de la
producción de alimentos durante el s. XVIII, como consecuencia de las mejoras en las técnicas y la
introducción de nuevos cultivos, dio lugar a una mejor y más regular alimentación de la población,
permitiendo hacerla más resistente a las enfermedades.
El aumento de la población fue el resultado de un doble movimiento: la reducción de la tasa de mortalidad y
el mantenimiento de las tasas de natalidad. Este impulso demográfico proporcionó mano de obra y clientes a
la naciente industria.


La mejor alimentación, resultante de la diversificación y de los mejores rendimientos de la agricultura, permitió disminuir la mortalidad infantil y alargar la vida de los europeos. A ello también contribuyeron los progresos de la medicina, especialmente el descubrimiento y la aplicación de la Vacuna para atajar las epidemias periódicas que diezmaban la población.
Los europeos casi se triplicaron en el transcurso del s. XIX, siendo su crecimiento más notorio en los países industrializados. Este aumento demográfico estuvo estrechamente unido al despegue industrial, pues al elevarse la población se contó con abundante mano de obra y un amplio mercado de compra que garantizaron las ganancias indispensables para nuevas inversiones. El mejoramiento tecnológico de la actividad agrícola liberó mano de obra y se produjo el éxodo rural hacia los centros industriales. Las antiguas ciudades fueron adquiriendo una nueva fisonomía, pues la aparición de las fábricas y la aglomeración demográfica impusieron cambios urbanísticos por las urgentes exigencias de distribución de agua, servicios de alcantarillado, transportes, parques y lugares de esparcimiento.